Comunicación de riesgo sobre el fentanilo

El fentanilo, es un potente opioide sintético producido en laboratorios, representa un desafío significativo para la salud pública. En el ámbito médico, se utiliza para el tratamiento del dolor severo, destacándose por ser entre 50 y 100 veces más potente que la morfina. Este fármaco actúa directamente en las áreas del cerebro que controlan el dolor y las emociones, lo que lo hace altamente efectivo pero también extremadamente peligroso en casos de abuso.

El fentanilo ilegal, a menudo distribuido en forma de polvo o pastillas, es consumido mediante inhalación, inyección, ingestión o fumado. Su uso no regulado ha desencadenado una crisis alarmante de sobredosis, particularmente en los Estados Unidos.

La rápida adaptación del cerebro al fentanilo genera tolerancia y dependencia extrema en poco tiempo, lo que incrementa exponencialmente el riesgo de sobredosis.

El consumo de fentanilo puede ocasionar efectos adversos como:

  • Aletargamiento.
  • Náuseas.
  • Confusión.
  • Estreñimiento.
  • Sedación.
  • Problemas respiratorios.
  • Pérdida del conocimiento.
  • Paro cardíaco.
  • Muerte.

En casos de sobredosis, la respiración se vuelve extremadamente lenta o se detiene por completo, lo que reduce el oxígeno en el cerebro (hipoxia). Este fenómeno puede derivar en coma, daño cerebral irreversible y, en muchos casos, la muerte por paro cardiorrespiratorio.

La crisis del fentanilo exige respuestas inmediatas y coordinadas para informar y proteger a las comunidades. Es vital educar a la población sobre los riesgos de esta sustancia, fomentar el acceso a tratamientos de adicción y promover medidas de prevención para evitar la proliferación de este peligroso opioide en el mercado ilegal.

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