Nota informativa de comunicación de riesgo por exposición al calor
El aumento significativo de las temperaturas debido al cambio climático está afectando gravemente la salud y seguridad de los trabajadores, especialmente en sectores como la construcción, agricultura, minería, obras civiles y otras actividades al aire libre. Estos trabajos, que requieren esfuerzo físico intenso y el uso obligatorio de elementos de protección personal, incrementan la exposición al calor extremo, lo que aumenta el riesgo de sufrir estrés térmico.
Según el Instituto Sindical Europeo, las investigaciones fisiológicas y epidemiológicas confirman que las altas temperaturas no solo causan enfermedades relacionadas con el calor, como golpes de calor, sino que también agravan condiciones preexistentes y afectan la salud en general. Asimismo, la OPS-OMS advierte que las olas de calor generan efectos rápidos y severos, como hospitalizaciones y muertes que pueden ocurrir en cuestión de días.
La exposición prolongada a altas temperaturas puede provocar una amplia gama de afecciones, entre ellas:
- Edema, síncope y calambres por calor.
- Agotamiento por calor y golpes de calor, que pueden ser mortales.
- Deshidratación severa, accidentes cerebrovasculares y formación de coagulos.
- Agravamiento de enfermedades cardiopulmonares, renales y psiquiátricas.
¿Qué es el estrés térmico?
El estrés térmico se produce cuando el cuerpo humano pierde la capacidad de regular su temperatura interna. Este fenómeno ocurre principalmente en entornos laborales al aire libre o en industrias donde los procesos elevan las temperaturas. Factores como el uso de ropa no transpirable, la humedad ambiental y las actividades físicas intensas contribuyen al aumento de la temperatura corporal y los riesgos asociados.
Entre los signos más comunes de este padecimiento se encuentran: dificultad para concentrarse, calambres musculares, sarpullidos, sed intensa, agotamiento, desmayos y golpes de calor. Este último es especialmente grave y puede ser fatal si no se trata de inmediato.
Los especialistas sugieren una serie de medidas preventivas para proteger la salud de los trabajadores:
- Capacitación: Educar a empleados y supervisores sobre los riesgos del calor y cómo prevenirlos.
- Reconocimiento de síntomas: Enseñar a identificar señales de alerta tanto en uno mismo como en los compañeros.
- Hidratación y alimentación: Mantenerse hidratado con agua fría y consumir electrolitos de forma regular.
- Descansos frecuentes: Realice pausas en áreas sombreadas o con aire acondicionado.
- Ropa adecuada: Usar prendas ligeras, holgadas y transpirables.
- Reducción de demandas físicas: Ajustar las cargas de trabajo y los ciclos de descanso.
Además, se recomienda implementar sistemas de monitoreo entre compañeros para garantizar que todos los trabajadores estén hidratados y protegidos contra el calor.
Aunque mantenerse hidratado es esencial, el consumo excesivo de agua también puede ser perjudicial. Los expertos recomiendan no superar los 11 o 12 litros diarios, y si se requiere más debido a condiciones extremas, el empleador debe proporcionar un programa integral de prevención.
La protección contra el estrés térmico debe ser una prioridad en todos los entornos laborales. Adoptar estas medidas no solo salvaguarda la salud de los trabajadores, sino que también mejora su bienestar y productividad.
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